Interesante entrevista publicada en público.es con el jugador de
fútbol del Almería, Fernando Soriano, un profesional de nivel medio que
ve este deporte desde un punto de vista muy alejado del que normalmente
cuentan los jugadores de élite a través de los medios de comunicación.
Por su interés y por el valor de los principios que desprenden las respuestas, os dejamos un enlace y recomendamos su lectura:
http://www.publico.es/deportes/561174/soriano-a-los-35-o-36-anos-cuando-deje-el-futbol-me-quedare-en-paro
En su estación final como futbolista,
es un hombre inseparable del futuro, el lugar en el que pasará el resto
de su vida. Así se presenta Fernando Soriano (Zaragoza, 1979), el
futbolista del Almería que no admite "la vida del futbolista en una
burbuja". Por eso la conversación con él rebasa al jugador de fútbol. Se
centra en el hombre y en el padre de familia que hoy no tiene
problemas para llegar a fin de mes, "pero mañana sí puede tenerlos". De
ahí la prudencia con la que se maneja, incluso en noches como la de este
viernes frente al Madrid. Las cámaras lo alumbrarán como uno de los
rivales del líder. "Pero a mí eso no me descentra. Para mí, este partido
es como cualquier otro. Lo único que lo hace diferente es el entorno".
"De hecho", le interpela al periodista, "si no jugásemos frente al
Madrid usted no me hubiese llamado a mí".
Lo cierto es que hoy estoy en Almería para conocer a un futbolista de la clase media
Bueno, yo más bien diría de la clase media baja.
¿Y cómo es esa vida?
"Por encima de un futbolista, soy un padre de
familia"Es una vida de lo más normal. Mi sueldo no se parece a los que
aparecen en los periódicos. Tengo tres hijas a las que llevo y voy a
recoger al colegio, a las actividades extraescolares, a las que ayudo a
hacer los deberes... Ayudo a mi mujer a hacer la compra cuando vamos a
Mercadona o a Carrefour, dependiendo el día... No sé que más quiere que
le cuente. Supongo que, por encima de un futbolista, soy un padre de
familia. Esa idea está muy interiorizada en mí.
¿Tiene problemas para llegar a fin de mes?
Ahora mismo, no. Pero con 35 o 36 años, cuando tenga
que dejar el fútbol, me quedaré en paro. Tendré derecho a dos años de
prestación. Nadie se acordará de los años que llevo cotizados ni de lo
que he pagado a Hacienda todos estos años. La ley es igual para todos.
Pero yo sé que me quedaré en paro. Entonces dejaré de ser el
privilegiado que puedo ser ahora. El patrimonio que he hecho en el
fútbol estos años no me permitirá vivir de las rentas.
Será muy joven para aspirar a vivir de las rentas, ¿no le parece?
Claro que sí. Por eso me hago esa pregunta: ¿qué será
de mí? Por eso me he preparado. Por eso he terminado mi carrera
universitaria. He hecho caso a mis padres cuando me decían que no tenía
donde elegir en mi vida. Mi padre siempre insistía que fútbol y estudios
eran inseparables. Fue tan obstinado con esa idea que no me olvidaré
nunca de ella. Él fue el responsable de que diese tanta importancia a la
formación. No quería que me pasase algo y me quedase sin nada. El
fútbol es muy incierto, me decía entonces.
A nadie le gusta trabajar en el andamio
No lo sé. Nunca trabajé. Pero si supiera hacerlo ¿por
qué no iba a gustarme? Podría sentirme realizado. Al final, es de lo que
se trata en la vida. Hay que luchar por un sueño, pelear por él. Yo
quise ser futbolista y acepté sacrificarme por ello. Tuve que hacerlo.
Hoy, puedo decir que lo conseguí. He hecho una carrera muy normalita,
pero que a mí me satisface. Me permite tener la conciencia tranquila.
¿Sobrevivió a la vanidad del futbolista de elite?
Al final, el fútbol es un deporte de equipo. La vanidad
no tiene mucho sentido. Al menos, yo no se la veo. Pero si alguna vez
me atacó supe rodearme de gente como mis padres que me pararon los pies.
Mi padre es químico y mi madre profesora. No consintieron que me
equivocase ni siquiera con mis primeros sueldos, que eran muy altos para
mi edad. Pero entonces ellos me ayudaron a diferenciar entre lo
prescindible y lo imprescindible.
¿Qué coche conduce ahora?
Un Audi que ya tiene nueve años y que lo compré cuando
nació mi segunda hija. Fue caro, sí. Pero no compré un modelo. Compré
seguridad para mi familia. Yo soy de Zaragoza y vivo en Almería. A lo
largo del año, pasamos muchas horas en la carretera para ir a casa. Y
esa seguridad no se puede negociar, aún menos con tres niñas pequeñas.
¿Cuál fue el mayor derroche que vio en un vestuario?
He visto. Claro que los he visto. Pero ¿quién soy yo
para juzgarlos? He visto gente que, por ejemplo, se ha gastado en
comprar un reloj lo que yo no me gastaría nunca. Pero a lo mejor ellos
se gastan menos dinero del que me gasto yo en salir a comer fuera con la
familia. Cada uno busca la felicidad a su manera. Es algo que hay que
respetar. No puedes juzgar alegremente a nadie. En el fútbol he
convivido con tanta gente que es lo primero que nunca olvidaré.
Cada día que pasa es uno menos para dejar de ser futbolista. ¿Eso es un problema?
"Hay gente que me dice que me olvide, que no piense
tanto en el futuro, porque no sé si me voy a morir mañana pero yo soy
incapaz de hacerlo"Sí, y muy importante. Sobre todo, mental. No sé dónde
va a ir mi vida. Desconozco qué será de mí. Hay gente que me dice que
me olvide, que no piense tanto en el futuro, porque no sé si me voy a
morir mañana. Pero yo soy incapaz de hacerlo. Veo que en breve voy a
tener que dejar un trabajo como el de futbolista. Me acuerdo cuando
tenía 22 años y escuchaba a los veteranos decir que "la carrera de
futbolista pasaba en un suspiro". Me parecía una locura lo que decían.
Hoy, admito que llevaban toda la razón, y me molesta. Pero no puedo
hacer nada. El tiempo ha pasado.
¿Por qué da tantas vueltas a la cabeza?
Porque el trabajo de futbolista no es perfecto. Si lo
fuese, no tendría fecha de caducidad. Yo podría ser futbolista toda mi
vida. Me levantaría para ir a entrenar todos los días. Me podría parecer
a mi hermana, que trabaja en una bodega. Allí, es tan feliz como soy yo
de futbolista. La diferencia es que ella sabe que hasta que se jubile
no tendrá por qué dejarlo, si no ocurre nada. Sin embargo, yo ya estoy
pensando donde viviré dentro de dos o tres años, si quedarme en Almería
donde llevo tantos años, si volver a Zaragoza o en que será lo mejor
para las niñas. Son preguntas que inquietan, que me inquietan.
¿Qué futuro quiere para sus hijas?
"Sólo quiero que mis hijas sean felices con lo que
tengan, estudien una ingeniería o se queden de cajeras en un
supermercado"Nada especial. Sólo quiero que sean felices con lo que
tengan, estudien una ingeniería o se queden de cajeras en un
supermercado. Si ellas son felices, yo habré cumplido como padre. Por
eso ahora quiero que valoren lo que tienen. No me gusta darles
caprichos. Además, ya se los da mi mujer. Yo soy el malo, el que quiere
convencerles de que el mundo es muy difícil. La competencia es salvaje
en cualquier sector. Encontrar un trabajo es muy difícil. Por lo tanto,
hay que interiorizar esas dificultades pronto, cuanto antes.
¿Ser feliz es tan difícil?
A nivel futbolístico, sí. Un año malo afecta, incluso, a
nivel familiar. Es muy difícil separar el trabajo de lo emocional. Al
menos, en una profesión como ésta. No sé lo que le pasará a usted si
hace un mal artículo. Pero yo bajo a la calle y el día que pasa siempre
hay alguien que me recuerda si he jugado mal. Esas cosas afectan. Al
menos, a mí, que ya ha visto como soy...
¿Qué sería de usted en el vestuario del Madrid?
No tengo ni idea. Nunca tuve nivel para estar allí. Por
eso jamás encontré a nadie que me hiciese esa pregunta hasta hablar con
usted.
Hay que hacer preguntas nuevas
Sí, no cabe duda, y no me molesta. Al contrario. Pero
quiero que me entienda. Es como si yo le pregunto a usted que sentiría
al entrevistar a Obama, y lo más probable es que no pueda hacerlo o que
le quede muy lejano. Por eso huyo de cosas que no están a mi alcance ni
nunca lo estarán. He luchado. He cumplido mi sueño en el fútbol. Llegué
hasta donde podía. Así que el día que llegue otra etapa a mi vida,
procuraré volver a estar a la altura.
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